Esta modificación inició porque a decir de los jóvenes para
escribir un mensaje de texto solo podían utilizar 150 caracteres, incluyendo
signos de puntuación y espacios, esto los obligaba a reducir la información,
sin perder la esencia del mensaje.
Fue así como comenzaron a abreviar todas las palabras
posibles, dichas abreviaciones pueden ser en una misma palabra, esto es,
reducirla a su mínima expresión, es decir, una letra.
El ejemplo más común es “que”, la cual reducida queda como
“q” o incluso “k”, otro ejemplo es la palabra “porque” que queda “pq” o “pk”,
“también”, que queda “tmb”, “verdad” que queda “vdd”, “aproximadamente” que
queda “aprox.”, etc.
Otro tipo de abreviación es de una frase que se reduce a unas
cuantas letras, siendo el ejemplo más claro “te quiero mucho” que ya casi todo
mundo usa como “tqm”, en lenguaje más familiar y amistoso, otro ejemplo puede
ser “no te creas”, que queda “ntc”, etc.
Esta situación cada vez se hace más frecuente debido al uso e
incremento exponencial de las redes sociales, que limitan el número de
caracteres para plasmar los pensamientos, historias o información relevante,
esto ha llevado a una inminente deformación del lenguaje escrito.
Cabe destacar que esta situación se presenta en jóvenes desde
los 12 o 13 años que ya usan teléfonos celulares, Internet demás artículos
electrónicos, lamentablemente esto que inicio solo en estos mensajes, vía redes
sociales ha llegado más allá ya que estudios realizados, muestran que
inconscientemente los jóvenes escriben de esta manera en escuelas y trabajos, esto
debe prender focos de alarma, ya que de seguir así, esta tendencia afectará el
aspecto educativo significativamente, pues los estudiantes aplicarán este
lenguaje deformado a todos los campos de su vida y no aprenderán a seguir
reglas para escribir correctamente, y más adelante será mucho más complicado
corregir este problema.
Es importante saber que no se puede caer en el abuso, ya que
los mensajes pierden sentido y crecemos con la idea de que si todo mundo lo
usa, entonces es correcto, lo cual muchas veces no es el caso.
Apeguémonos a no usar este tipo de abreviaciones ni en las
redes sociales, aunque sí hay un límite real de espacio, mucho menos lo
apliquemos a aspectos más serios de nuestra vida, como es el caso de los
discursos de venta o de negociaciones.
La escritura correcta siempre dará una mejor impresión y nos
redituará satisfactoriamente.
Bibliografía, Wordpress.com, educa.upn.mx, unav.es
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